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La Trucha:
Icono Turístico de Mérida y Los Andes
Oriunda de América del Norte y Europa, se introdujo en
1937 y desde entonces adoptó aguas merideńas para
convertirse hoy en día, en un símbolo representativo de
la región andina
Al
pasar de los ańos, la trucha se ha convertido en un
icono representativo de Mérida. Al hablar del pez,
inmediatamente se asocia con la zona andina y es muy
común que la primera pregunta del turista al llegar a la
ciudad de Santiago de los Caballeros es
¿dónde comprar
una trucha?. |
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En Venezuela sólo existen
cinco truchiculturas. Cuatro están radicadas en Mérida y
una en Trujillo. Una de ellas, con 30 ańos al suministro
local y nacional, es la truchicultura El Paraíso,
ubicada en la parte alta de Mucunután en el municipio
Santos Marquina, y basada en la cría y engorde del pez.
Aunque la distribución es a nivel nacional, Mérida se
ubica en la región más consumidora de trucha, puesto que
mensualmente “se suministra cerca de 4 mil kilos a
diferentes restaurantes y supermercados de la zona”, así
lo informó el propietario de El Paraíso, José Ignacio
León.
La producción es local y
nacional aunque se ha hecho el intento de exportar no se
ha podido puesto que hay muy pocos truchicultores en
Venezuela a pesar de que existe el potencial y aún los
precios son muy competitivos en comparación a los que
están en el mercado a nivel internacional, expresó el
veterinario León.
Explicó que la trucha
tiene un proceso de crianza riguroso. Una vez que nace
los alevines se colocan en tanques de incubación con una
dieta de leche en polvo y huevos deshidratados de manera
que se les suplan los requerimientos energéticos
necesarios para su desarrollo.
Cuando tienen mes y medio,
se pasan a los tanques de alevinaje, donde tienen una
dieta variada para luego ser trasladados a los tanques
de cría, este proceso dura de tres a cuatro meses,
tiempo en el que es necesario un proceso de selección
con equipos especializados para evitar el canibalismo
entre ellas.
“La trucha es carnívora
que ataca a otros peces, por tal razón son seleccionadas
por tamańo para que no se ataquen entre si, asimismo no
pueden convivir con otro tipo de pez”, resaltó León.
Luego pasan a un estanque de engorde, donde son
seleccionadas según su tamańo y peso para llevarlas al
matadero, donde se limpian, lavan y se colocan en bolsas
individuales y congelarlas, lo cual facilita el proceso
de comercialización local y nacional.
El proceso desde que nace
hasta que sale a la venta, según León, es de
aproximadamente un ańo y se calcula que para engordar un
kilo de trucha se necesitan dos kilos de alimento
concentrado y este tiene un valor aproximado de 3 mil
200 bolívares el kilo.
Ante el alto costo del
alimento, informó el veterinario, se están realizando
una serie de diligencias para buscar la manera de que el
Seniat exonere gran parte de los impuestos para importar
el mismo, debido a que en Venezuela sólo hay un
productor y existen monopolios que no son muy
convenientes para los truchicultores.
En cuanto a la producción
de ovas o alevines, León destacó que hoy en día hay
centros de producción como el Instituto Nacional de
Investigaciones Agrícolas (INIA), que se encargan de
suministrarlos para que el truchicultor realice la
crianza y engorde del pez, en otros casos, se importa.
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Mitos y realidades
La hembra trucha se desarrolla y crece con mayor rapidez
que el macho y su contenido de grasa, desde el punto de
vista dietético y nutritivo, es más elevado, es por
ello, que se trabaja con un proceso genético de
selección en el sentido que las ovas sean el 100 por
ciento hembras.
La trucha no es nata de
Mérida, se introdujo en 1937 cuando la Embajada
Norteamericana donó al entonces Ministerio de
Agricultura unas ovas que se incubaron en la Mucuy en un
centro experimental, “plantada en las aguas merideńas,
el pez se adaptó perfectamente a las aguas que no deben
superar los 16 grados centígrados”. |
En 1938, León manifestó
que se introdujeron 200 mil huevos más y así se fue
“sembrando en tierras venezolanas. Lo mismo ocurrió con
Colombia, Bolivia y Perú, pero la realidad es que no es
oriunda de América Latina, proviene de la América del
Norte y Europa”.
En cuanto a al gusto y color de la trucha, León
manifestó que es un mito que la trucha azul o rosada
tenga un sabor diferente.
Aclaró que todas tienen un
alto valor nutricional por los altos contenidos de
proteínas, vitaminas, minerales y bajo colesterol y por
ser un alimento versátil, se puede preparar de múltiples
formas.
En cuanto al color, aseguró que el mismo es un acto de
pigmentación de la piel, “así como hay seres humanos
albinos por la poca pigmentación, lo mismo sucede con
los animales, en el caso de la trucha arco iris, y por
la pigmentación que tiende a un color azul o dorado”.
La azul es un pigmentación que lleva a ese color y
aquella que no tienen ningún tipo de pigmentación es la
dorada, a excepción de la salmonada que es alimentada
con concentrados que contienen pigmentos a base de
carotenos para obtener una tendencia rosada pero en
cuanto al sabor todas son iguales.
Fuente:
Marily Ortegana / Diario Frontera
28/08/2007
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